Nuevos aires en La Casa Blanca

Ya han comenzado los primeros días de Joe Biden en el gobierno y las expectativas son muchas y de todas índoles. El desafío no es menor, porque como dicen los analistas en todos los medios europeos, americanos o latinos que he leído, el daño a reparar es muy grande, probablemente el mayor que haya padecido la historia política de EEUU. En sólo cuatro años, la administración Trump se dedico a echar por el piso la historia de diplomacia y acuerdos multinacionales que han forjado los gobiernos norteamericanos, al menos en los temas más importantes como cambio climático, comercio internacional, DDHH, paz en el Medio Oriente o economía; ayudando a fortalecer a sus antagonistas a nivel mundial. El ex presidente se dedicó con su frases por twitter a socavar el peso y la honorabilidad que tenía uno de los cargos políticos más importantes del mundo, convirtiéndolo en una especie de verborrea politiquera digna de países bananeros, como dirían algunos!

El discurso inteligente, con argumentos de peso hacia los oponentes o detractores, se convirtió en grotescas frases de bajo nivel, arrastrando con ello la solemnidad de lo que realmente significa ejercer un cargo público.

Cuando los griegos pensaron la DEMOCRACIA; la pensaron como diría Pericles, “en el gobierno de muchos y no de pocos”, pero un gobierno en el que los valores como el respeto y la dignidad coronaban la elección de aquél, que siendo reconocido por sus pares como el más ecuánime, justo, valiente, sabio y excelente podía representarlos a todos.

La administración Trump logró dejar eso y mucho más en el olvido y esperamos que los nuevos aires de cambio en La Casa Blanca traigan de vuelta esa democracia sólida y lúcida que nos hacía admirar a los EEUU.

Porque un líder, un verdadero líder, asume con humildad el peso de un cargo político. Por que es una carga representar el honor de todos! Respeta a quienes piensan distinto, sin ofender a hombres o a mujeres; a blancos o a negros. Sin epítetos groseros o denostables.

Asume que sus ideas, ya no son suyas, porque representa a otros y tiene un deber de guiar en lo que es “correcto”, aún cuando no es lo que él quisiera.

Un líder, nunca; jamás llama a sus ciudadanos a la violencia, a manifestarse en las calles para levantarse en contra de la democracia solo por defender sus egoístas principios con una despótica ironía, sino que se defiende a través de la institucionalidad, no a través de las redes sociales. Porque entiende lo que realmente significa el peso de cargar con un rol público.

Un líder, llama a la unidad, toma decisiones por el bien de su país, no de unos pocos, no teme a la ley y los transparenta todo, porque quien nada hace, nada teme y por último, enfrenta los desafíos con RESPETO y DIGNIDAD.

Todas las esperanzas puestas en este nuevo gobierno que ya ha comenzado a dar muestras de humanidad y sensatez, lo que le hacía mucha falta a EEUU.

Bienvenido Joe, notable discurso inaugural y esperamos que estos años de gobierno sean en parte, años de sanción, recuperación y fortalecimiento. No será fácil, hay mucho que recomponer, pero sin duda, la vocación estadounidense por las instituciones, podrá más que el daño padecido!

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